A
la espera de cómo será tu día, de cómo se levantará tu corazón
ahogado. La arrogancia y el desdén por lo que te rodea es la más
común de las defensas. Y tu caíste. El miedo te impide ver más
allá de la yema de tus dedos. El miedo al vacío, el miedo a
encontrarte a ti mismo entre la soledad. Soledad que creas para
inmolar tus emociones. Abre los ojos, observa, estamos aquí,
aguantando tus impertinencias y tus fechorías de niño encerrado en
un cuerpo de hombre. Casi media vida encerrándolo y ahora está
desbocado. No te mientas, sabes que amas la vida, la imagen de
estrella de rock en decadencia te queda pequeña. Eres más. Sin
saber por qué me duele que no quieras envejecer. Quizás no esté cuando eso suceda, pero hay mucho en ti
para dar a este mundo. Lanza la máscara de frialdad que te
impusieron y formemos parte de lo extrasensorial.
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